jueves, 4 de junio de 2015

Catal Huyuk

Los muros del recinto y los de la ciudadela tenían un grosor de más de 10 metros, y la técnica empleada para su construcción revela una gran habilidad. Una parte de los textos ya descifrados nos da indicaciones sobre la manera en que eran ma­nejados los bloques de granito de 40 toneladas, ele­vados y ajustados por los ingenieros a más de 60 metros de altura. Sin embargo, aunque se explique el procedimiento, nos parece asombroso que pudiese realizarse semejante hazaña. Se ha conseguido también descifrar algunos textos relativos a la contabilidad y a las reservas. Uno de ellos nos dice que se almacenaban 375.000 litros de vino para el consumo del rey y de los no­bles. Un disco de oro, cuyos motivos, minuciosa y ar­tísticamente grabados, nos permiten establecer sin­gulares comparaciones. Las tumbas son copias reducidas de las casas y los cadáveres son suntuosamente ataviados antes de enterrarlos; se colocan armas en las tumbas de los hombres, y joyas en las de las mu­jeres.
Los muebles tenían adornos de oro y de pla­ta; las patas de bronce de las mesas y de las ca­mas presentaban la forma de pezuñas de caballo o de macho cabrío. Cabezas de toro decoraban los calderos. Para ejecutar el minucioso dibujo de los frescos, los artistas disponían de reglas y compa­ses. Catal Huyuk, fue destruido probablemente por los escitas a mediados del VI a. C.

Poseían unas técnicas tan complicadas como la consistente en practicar en una bola de dura piedra un orificio más fino que la más fina aguja.

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